El verano es así. Hace calor, no te soportas ni a ti mismo y buscas cualquier sombra como los lagartos buscan el sol. Aunque también hay humanos que buscan el sol como estos coloridos reptiles. Así estos individuos al final del verano parecen recién llegados del Congo.
Como no es mi caso, primero porque siempre busco sombra y segundo porque mi moreno es más bien rojo cangrejo (por eso busco sombra), tengo que buscar alternativas en los días en los que el termómetro llega a niveles que no quieres ni ver. Una de mis alternativas es ir al pueblo. No es que allí haga más fresco, más bien hace calor; es un pueblo sin sombras. Pero mis padres tienen una piscina en el patio, que aunque no es muy grande, refresca como si fuera olímpica. Algunos no estarán muy de acuerdo con que refresca porque como le da el sol todo el día el agua está entre 26 y 29 grados. Pero a mí me vale. Y es que da igual a la temperatura que esté el agua que cuando llega a la barriguilla siempre da sensación de fresquete.
De cualquier forma yo soy chica de piscina. No me gusta la arena de la playa que se mete por todas partes. Que un mes después de volver de la playa todavía sale arenilla de cualquier bolsillo. Que parece increíble que quede arena en las playas de Salou o de Benidorm después del verano. En la piscina todo es más cómodo. Tienes césped y sombra… y hormigas, y últimamente palomas cagonas!! Qué comen esos bichos!! Que como te pille una cagada de paloma te deja un cuadro inspirado en los Relojes blandos de Dalí.
Pero no siempre voy de piscineo. Y como la playa me pilla un poco lejos, la alternativa que me queda es el río. Para mí es un mundo aún por descubrir. Pantanos, gargantas, pozas…Y afortunadamente cada vez hay más piscinas naturales con césped cuidadito y sombra. La pega es que el agua está muuuuyyyyy fría. Perfecta para los días de mucho calor o para refrescarte después de una larga caminata hasta la zona de baño.
Aprovechando unos días de vacaciones he ido a varios sitios aún desconocidos para mí. En concreto a las piscinas naturales de Acebo. Se encuentran a 1,5km del pueblo, pero se puede ir andando perfectamente. De hecho nosotros paramos en un pueblo cercano, Hoyos, y de ahí fuimos andando hasta Acebo por un caminillo rural. Se suponía que era una ruta de senderismo señalizada, pero debió de ser hace muchos años. O es que este año con eso de que ha llovido tanto la vegetación lo ha tapado todo. De todas formas nosotros aprovechamos para coger moras de las zarzas que encontramos en el camino para así hacer mermelada y estar surtidos para el invierno. Y aunque aún no estaban muy maduras llegamos a casa con más de medio kilo de moras! Las piscinas no estaban mal, lo malo es que la más cuidadita, con césped y sombrillitas no permitían el acceso de perros. Así que después de la caminata y de comernos el bocadillo (que ya llegábamos hambrientos) nos fuimos a otra que estaba muy cerca y en la que si podían acceder los perros pero no podían bañarse. Por suerte mi perrita es de secano, y no es como su amigo Tiger que en cuanto ve un charco se tira en plancha. Allí, el agua estaba fría, pero se agradece en estos días de agosto. Y por suerte teníamos un sitio a la sombra para echar una cabezadita después de comernos un heladito.
Pero esta no es la única ruta que hemos hecho últimamente. El sábado pasado estuve en una de estas zonas con encanto, concretamente en el Meadro Melero en Las Hurdes. Para acceder al meandro hay una ruta de senderismo de menos de 10 km entre pinos y eucaliptos. Una vez llegamos allí nos acercamos a la orilla a darnos un chapuzón. A la vuelta en lugar de volver por la misma ruta fuimos remontando el cauce del rio, lo que hizo la visita más original.
Este año, por ahora sólo hemos hecho estas dos rutas pero no puedo dejar de comentar otras zonas típicas de baño del norte de Extremadura. La Garganta de los Infiernos (enlace aquí),o Los Pilones, El Trabuquete, el Lago… infinidad de sitios por descubrir. Porque Extremadura es la CCAA con más kilómetros de costa de agua dulce, e incluso tenemos una costa con bandera azul en la playa del embalse de Orellana.
Desde aquí os recomendamos visitar alguna de estas zonas de baño, con agua fresca que rejuvenece el cutis!!!!
La playa…ese lugar tan especial que nos trasmite buen rollo, vacaciones, verano, mojitos, sol….
Para la gente que no vivimos en la costa, es muy especial, ya que no la tenemos todos los días,
y hacemos lo posible por hacernos una escapada, aunque sea de un par de días, para notar la brisa
marina, el agua salada, las olas, los paseos por la arena, las puestas de sol…
este año he estado en Formentera, y puedo decir que junto con Menorca, son las playas más espectaculares en las que yo haya estado. Ese color de la arena paradisiaca, esos azules del agua tan cristalina, podías incluso ver los peces…eso era el paraíso, y lo tenemos a 2 hora de barco desde Alicante…y la gente yéndose al caribe…
No me quiero olvidar de una de las cosas buenas que tiene la playa: EL CHIRINGUITO!! Si hasta tiene una canción!!
Y es que en un chiringuito de esos las cervezas es donde mejor saben. Qué maravilla, llegar de la arena y tomarte una cerveza bien helada…y luego un arrocito…y pensar y luego a reposar sin hacer absolutamente nada y cuando este bien reposado, bañito…
Pero digamos que no todas las playas dan igual de buen rollo. No he estado nunca, pero creo que Benidorm en agosto, debe ser una odisea. Eso de tener que madrugar para coger un trozo de arena, no debe ser muy agradable.
Vamos que sigues madrugando como todos los días, pero para ir a la playa?? Estamos locos??
Yo recuerdo con mucho cariño un viaje que hicimos a Cádiz ( te acuerdas Tina?) donde íbamos a la playa a las 12 del mediodía.
Eso es vida…levantarte tarde y a la playa…jejejejeje
que maravillosa es la playa. Los primeros días. Porque no se vosotros, pero yo ya al tercer día de playa consecutivo, empiezo
a dejar de ver todas esas cosas maravillosas y solo veo las malas: ruido, no hay sombra, terminas con arena hasta en el DNI… vamos que incluso se me pasa por la mente: con lo bien que se está trabajando… porque igual que todo, la playa termina cansando, lo que pasa es que cada uno tiene un tiempo de aguante distinto.
Mi abuela se pasaba todo el verano yendo de 9 a 19:00 horas todos los días que hacia bueno, y encima en Octubre se iba a Benidorm…está claro que no he salido a ella, porque para mí podría ser una tortura pegarte 4 meses al año rodeada de arena..
Como me pasa muy a menudo, he de decir que mi relación con la playa es de esas de amor/odio. A veces la amo, otras, las menos, la odio.
Espero que este año en la playa, en la piscina o en el rio, sigáis siendo igual de felices que en otras décadas!