miércoles, 18 de diciembre de 2013

Buongiorno italiani!

Como ya sabéis he estado unos días por la tierra de la pasta, la pizza, la birra... y los helados uuum!! de las termas, el renacimiento y el barroco y la conducción temeraria.
En resumen, pasé el puente en Roma y me dieron mucho de sí. En cuatro días que he estado he visto prácticamente todos los sitios de interés turístico. Así que he pensado que lo mismo os viene bien una guía sencilla, como muchas otras que podéis ver en internet, de Roma en 4 días, o 3 días y medio…
Estaréis pensando que como es posible ver Roma en 3 días y medio… pues sí, es prácticamente imposible porque Roma tiene millones de sitios con encanto y en tres días no te daría tiempo de verlos todos, y menos si quieres visitar todos los museos. Pero cuando se va con ansia de visitar, porque este año Tino (como diría Lina) y yo no habíamos tenido vacaciones, las ganas de ver cosas hay que aplacarlas pateando, o como se diría vulgarmente, quemando suelas.
Pero antes de nada, lo mejor para aprovechar al máximo pocos días de visita es planificar el viaje con antelación. Afortunadamente ahora hay muchísima información en internet. Si me apuras, no hace falta ir a ningún sitio, que con el street view lo puedes ver todo y con gran calidad en los detalles.
Volviendo a la planificación del viaje, nosotros nos hicimos nuestra propia guía de la ciudad, personalizada. Hice una libreta, no tan bonita como las de Mina de la semana pasada, pero también DIY en tamaño reducido, donde apuntamos los horarios a tener en cuenta (vuelos, autobuses, acceso a lugares turísticos), la dirección del hotel, qué ver, por dónde pasear, sitios para comer, tomarse una cerveza o un helado, dónde comprar… un poco de todo. Además a mí me gusta dejar algunas hojas en blanco al final para anécdotas del viaje o el nombre de algún sitio para luego recomendarlo.
Y con la guía en el bolsillo, la batería de la cámara a tope, y los zapatos más cómodos que tenemos, comenzamos nuestro viaje.
Llegamos a Ciampino a las 9:15h de la mañana y nos fuimos directos a la taquilla de los autobuses para coger el primer bus que nos acercara al centro. Salía a las 9:35h así que de la taquilla a la cola… el autobús nunca llegó, y nos tocó esperar hasta el de las 10:00h. Daremos las gracias porque fuimos los dos últimos en entrar… si no habríamos esperado hasta el de las 10:35h…
El viaje es cortito, sobre todo se lo amenizas con la ilusión de los pasajeros que, como nosotros tenían ansia de llegar a destino. En concreto un niño que se pasó los 45 minutos de viaje diciendo Buongiorno italiani!, y Cuándo comemos? Y a quien dedico el título de mi post.
Por fin llegamos a Roma, a la estación de Termini. Nuestro hotel estaba muy cerca, pero decidimos pasar a desayunar antes, para ir cogiendo fuerza. Dos capuchinos y una palmera para dos. En este momento nos dimos cuenta de lo caro que resulta sentarse en un taburete de skay de los 80. Que si me hubiera sentado en un taburete del tiempo de los romanos hasta me hubiera parecido barato, pero el de skay repegado… En definitiva, en Roma está sobrevalorado el accomodati.
Antes de pasar por el hotel visitamos Santa María Mayor, que nos quedaba a  un paso del hotel.
Después de dejar el equipaje en el hotel y coger un mapa de la ciudad, nos fuimos directos al Foro Romano. Si compras la entrada combinada (Foro-Palatino-Coliseo 12€) no tienes que hacer apenas cola.
Menos mal que llevamos audioguía!! Gracias a mi amiga E que tiene de todo y nos las pasó antes de irnos ;)


Si no es difícil enterarse de lo que ves o simplemente hacerse una idea de dónde estás. Excepto en el Coliseo, aquí sí que puedes oír el rugir de las fieras, griterío de las masas y el choque de espadas!! 


  
Por la tarde nos “perdimos” callejeando por el Trastevere. Es un barrio con mucho encanto puestos callejeros de artesanía y muy buen ambientillo. Cenamos por allí en Ivo a Trastevere y mi recomendación son los Gnocchi ragù.
La última visita del día fue para la loba capitolina. 
 Para el segundo día, Tino planificó la ruta para que el paseo nos permitiera ver el máximo de puntos de interés y sin apenas subir una cuesta!!
Piazza della Repubblica, Piazza de Barberini, Trinità dei Monti, Piazza di Spagna Piazza del Popolo, Mausoleo de Augusto…
Si todavía no estáis cansados nos queda por ver el Panteón (con los ojos como platos y la boca abierta me quedé!! ), la piazza Navona (con su Mercadillo Navideño y el carrusel), Campo di Fiori (con más bufandas y paraguas que Fiori), Templo de Adriano (o lo que queda, que además lo han integrado en un edificio moderno… ERROR!!), Area Sacra (o el palacio de los gatos), y por supuestísimo la Fontana di Trevi (tiramos las monedas, por supuesísimo!! Que yo quiero volver!). 


 
Ni que decir tiene que todo este paseo lo hicimos andando, (aunque seguro no fue exactamente en ese orden), y por supuesto con los correspondientes descansos para café, pizza o helado, o todo.








El tercer día lo pasamos prácticamente al otro lado del río. La Ciudad del Vaticano puede ser pequeña pero caray!! Lo que da de sí. Tiene tantísimas cosas de ver que no sé si mis ojos fueron capaces de percatarse de todo… Pero volví a dar gracias a las benditas audioguías!! Aquí, puedes pasarte todo el tiempo que quieras o puedas, pero siempre será poco…
Subimos a la cúpula de la basílica del Vaticano, madre mía que claustrofobia!! Teníamos que ir de uno en uno, subiendo por unas estrechas escaleras y con los techos inclinados, vamos que llegué arriba con un sofoco… Más de 550 escalones! Casi ná! 
El último día, como sólo teníamos una mañana, nos dimos un paseo por las zonas menos céntricas, y por último fuimos a la Bocca de la Verita. Mejor el último día, porque hubiera sido incómodo viajar con una sola mano. Sobre todo cuando en una mano iba la pizza y en la otra la cerveza.
Aunque nuestro viaje llegaba a su fin, las aventuras no… Teníamos comprados los tickets para ir al aeropuerto, pero como a la ida el autobús no salió…así que deprisa y corriendo buscamos un taxi con unos cordobeses mu salaos, y más prisinis que yo, y mira que es difícil. Uno incluso les decía: “quitaros el reloj, el cinturón y yodo lo que pita ya, lo metéis en el abrigo y así pasamos el control rápido!! Y pretendían hacer eso en el taxi… o mejor dicho, en un taxi en Roma!!! Donde los semáforos se consideran luces navideñas permanentes y la línea continua es meramente orientativa… Pobres ilusos… Sorprendentemente llegamos a nuestro destino
Y una semana después sigo con tal morriña de vacaciones…
Me voy a echar un euromillón a ver si el próximo viaje lo hago sin fecha de retorno!!

Tina.