miércoles, 17 de abril de 2013

¿JUGAMOS?



Juguete…dícese de cualquier artilugio que puede ser utilizado para entretenimiento y divertimento. 
Como tal, casi todo lo que cae en nuestras manos, solemos transformarlo en “juguete”, aunque solo sea por unos minutos…y no seáis mal pensados…o sí, lo dejo a vuestra libre elección (pero yo me estaba imaginando a alguien en la oficina jugando a darle vueltas al boli, mientras atiende una llamada coñazo, o al típico, voy a decir chico pero podría tratarse de una chica perfectamente, que cuando va por la calle no pierde la oportunidad de darle una patadita al balón que se le ha escapado a un grupo de niños que jugaban más allá).  Pero lo que quiero decir es que en realidad, absolutamente toda nuestra vida, cada uno de sus días, jugamos, jugamos y jugamos, lo único que cambia a lo largo de los años, son los escenarios, los compañeros, y los “juguetes”… hoy nos vamos a referir a los juguetes de nuestra infancia, aquellos entrañables y seguramente ya hechos polvo, que aún guardamos no se sabe dónde, por qué, ni para qué, pero que al verlos de nuevo, se nos dibuja una sonrisa como la que teníamos hace muchos años ya…

Sinceramente creo que no fui una niña que tuviese demasiados juguetes. He llegado a esa conclusión por dos motivos. El primero y más importante es que todos mis juguetes eran compartidos con mi hermana, todo era para las dos…por tanto mi parte proporcional en realidad era bastante menor que la de las niñas que yo conocía…pero no me importaba porque lo mejor del mundo mundial era jugar con mi hermana, con qué juguete era lo de menos…de hecho, como buena cabezona que sigue siendo, si no cedía yo con los juguetes a utilizar, se enfadaba y no jugaba, así que ante semejante amenaza y tener que jugar sola, siempre cedía y me quedaba con la muñeca menos agraciada, jejejeje.
El segundo motivo, ha sido que cuando he subido al trastero a buscar mis juguetes para hacer memoria y enseñaros algunos, resulta que no los he encontrado. Entonces le he preguntado a mi madre por ellos (las madres siempre son las que conocen el paradero de estos pobres olvidados porque se han pasado años recogiéndolos y almacenándolos…) y tan alegremente me ha dicho, que “los que haya tienen que estar en las cuatro cajas que están en la pared de la derecha”… y ahí casi me da algo…porque en la pared de la derecha había efectivamente cuatro cajas muy grandes, y algunos que otros telares varios…pero cómo es posible que TODOS mis juguetes de años y años, quepan ahí???!!!! Y entonces claro está, puede ser por dos razones, y no sé cuál es peor, o muy pocos juguetes tenía, o me ha tirado-regalado la mitad en algún momento en que yo no estaba por aquí…indignada estoy!! Ella por supuesto lo niega rotundamente…pero ya sé yo… y ya puestos, le he dicho que entonces es que muy pocos tenía, y me ha contestado que “antes, los juguetes eran muy, muy caros, no como ahora”…y la verdad es que no he podido quitarle la razón porque, cuánto costaba, por ejemplo, una Barbie en el año 1989???? Ni idea…
Aún así y a pesar de mis quejas, tuve o tuvimos, Barbies, unas cuantas, con tropecientos vestidos y zapatos, y cocina, coche…; Chabel con mellizos; Sindy, con una casa-maletín súper chuli (a todas ellas, mi hermana con sus dotes de peluquera, las fue dejando echas unos cristos…); Barriguitas como seis, y además con la bañera, la cuna, el kiosko, la cocina…; Pin y Pon, con su casa-maletín, que rompimos el mismo día que nos lo regalaron, y el circo, que tenía música y luces y se movía…una pasada!; la Nena Melena, que madre mía la de peinados que le pudimos hacer… además por fin era una muñeca negra, que me encantaban y siempre me decían que no las encontraban…; la Compi-crece-caritas, que era más alta que nosotras si se descuidan…; Polly pockets y mucho más que no me acordaré…
Además estaban los juegos de mesa típicos, el Intelec, 4 en Raya, Hundir la Flota, Cifras y Letras, Pictionary, Trivial, Monopoly, Hotel… pero a estos ya jugaba siendo algo más mayor; también pasamos muchas horas haciendo puzzles, al principio muy simples, y poco a poco aumentando el número de piezas, hasta el día de hoy que seguimos en ello.
Pero de mis juguetes, el más de lo más, era mi Baby Feber, ay madre, que lo cuidaba yo y lo quería como si fuese mi bebé de verdad y me fuese la vida en ello…!!! Y es que era un hijo muy deseado porque, desde que se lo pedí a los reyes, hasta que me lo trajeron pasaron 2 AÑOS!!! (a día de hoy, les sigo preguntando a los “reyes” el por qué de la demora, y no saben qué contestarme que les excuse…) Aquí os lo enseño tal cual el mío, bueno en realidad era niña y se llamaba Iria, con la silla, mochila y ropa tal cual; también creo que es mi preferido porque no lo tuve que compartir, era solo mío, mi tesoro…a mi hermana le regalaron otro, y he de decir que ella no cuidaba mucho al pobre Fernando y a veces su tía se tenía que hacer cargo de él también, jejejeje.
Y otro artilugio que cayó en nuestras manos hasta que literalmente un día explotó, de tantas horas como jugamos, fue la GameBoy, primera y única consola que he tenido y que por supuesto como era para las dos, provocó mil y una guerras en casa…
Con todo esto, la sensación que tengo, y los recuerdos que me vienen a la cabeza, es que me lo pasé muy, muy bien jugando cada día de aquellos años…aunque algún berrinche también tuve por supuesto…y es el día de hoy, en que algún niño o niña está jugando con algo y yo me quedo como boba mirándole y queriendo cogérselo, jejejeje.

Ay los juguetes…qué recuerdos tan bonitos…cómo olvidar esos días de reyes en los que te levantabas como loca de la cama a las 7 de la mañana, para ver si te habían traído lo que tu habías pedido. Afortunadamente, casi siempre acertaban…porqué será…jejeje
Si tuviera que hablar de mis juguetes favoritos, tendría que empezar por mis dos muñecas favoritas, que aún tengo y que siempre tendré, porque son más que dos muñecas.
No se si os acordareis, de una quizás más que de la otra.
La primera se llamaba Bebe Solito, vaya nombre tan dramático para un muñeco, lo sé, pero se llamaba así….
Podéis ver cuál era su caja original, me acuerdo perfectamente del día que me lo regalaron. Era por mi cumpleaños, y como me lo mandaban de San Sebastián, tardó unos días en llegar, pero mereció la pena!
Mi segundo muñeco favorito es el Baby Feber.
Este sí que me lo trajeron los reyes, y ese año fue el muñeco de moda. El siguiente año la muñeca estrella fue Bea Bea me gatea me gatea, esta aprendido a andar…pero esas navidades a mi me trajeron Arantxa YoYo….
Pero si tenemos que hablar de mi juguete más favorito es el Super 8 Cinexin!! Os acordáis de él??
Como molaba proyectar sus películas mudas en la pared del pasillo. Yo la verdad es que me he pasado horas y horas viendo las películas de Popeye y Mickey Mouse! La verdad es que era pura tecnología por aquel entonces…
Y no me puedo olvidar en este post de mis queridos Pin y Pon!! Pero los de antes, no los de ahora, que esos no son ni Pin y Pon ni nada. Me encantaba la casita, esa que la abrías y salían 3 pisos llenos de dibujos donde colocar los muebles. Qué pasada de casa!
Espero que estas imagines os hayan traído los mismos buenos recuerdos que a mi. Yo hoy he tenido un mal día, pero al ver todos estos recuerdos, me ha venido una sonrisa enorme a la cara.

Haciendo un poco de memoria me doy cuenta de la cantidad de juguetes que he tenido. Un oso de peluche amarillo que era más grande que yo cuando me lo regalaron, un bebé mitad tela- mitad goma, Fernandito se llamaba. Un triciclo con forma de mariquita, Chabel y toda su familia, incluidos Melli y Zos y todos los accesorios (sofá- cama, enfermería, bicicleta tándem, discoteca móvil…). Nenuco con sus ricitos… y todo esto sin contar con los juegos de mesa (Conecta, Cifras y Letras, Diseña la moda, Scatergories…). Aunque con esos jugaba menos…
Pero desde el primer oso de peluche, que se quedó sin nariz de tanto mordisquearlo, o Fernandito hasta hoy, creo que mis juguetes más “desgastados” son mis Nancys. Horas y horas cambiándolas de modelitos o peinándolas. La primera que me regalaron fue la Nancy negrita, después la Nancy gimnasta, que tenía las piernas articuladas y finalmente la Nancy Blancanieves, que venía acompañada de los 7 enanitos. Con ellas aprendí que hay que ir siempre vestida para la ocasión… jiji! Y es que mis Nancys no son unas muñecas cualquiera, tenían su propio armario (hecho a medida), y modista particular. Mi abuela en sus ratos libres me hacía algunos vestidos como el verde de fiesta y el abrigo de piel, de unos recortes de otro abrigo. Yo también les hice alguna que otra falda y pantalón corto, pero eso no se puede enseñar que aún era costurera amateur. También con las Nancys aprendí peluquería: coletas, trenzas…
Cuando llegaba el verano, en un rinconcito del salón de casa montaba el mini apartamento. Colocaba el armario de las muñecas los cojines que hacían de cama, el perrito de peluche que era su mascota… todo lo que se me ocurriera que tuviera a mano. Y allí me pasaba toda la tarde. Por la mañana no, porque era tiempo de piscina.
A lo mejor pensáis que la Nancy no era una muñeca muy popular en mi generación, que eran más comunes las Barbies, el Nenuco o el BabyFeber, o incluso la Rosaura que era más alta que nosotras y que andaba y hablaba. Pero al pasar parte de mi más pequeña infancia con mis tías descubrí otros juguetes que llegaron a apasionarme.
Y no sólo hablo de las Nancys, porque las fichas de Lego son una afición que a día de hoy mantengo. Y no veáis lo que han cambiado. De fichas de 2, de 4 o de 6, hemos pasado a múltiples formas con resultado impresionantes, de colección.
Lego es el resultado de la evolución de un juguete en algo impresionante. Por desgracia no ocurre lo mismo con todos los juguetes. Es el caso de mis queridas Nancys, o Chabel y ya ni hablemos de las adorables Barriguitas. ¿Qué ha pasado con las barriguitas? ¿Quién ha sido el culpable de su transformación?  ºoº  ¿Y por qué los Pin y Pon ahora son gigantes? ¿Dónde quedaron los muñecos de carita dulce? Ahora sólo hay muñecas con los labios como los de Carmen de Mairena, o con el pelo fucsia… qué despropósito!
Menos mal que yo aún conservo la mayoría de mis juguetes, para esos momentos en los que quiera rememorar mi infancia, incluso el Twistter aunque creo que ya no tengo elasticidad suficiente para jugar sin sufrir de agujetas los días posteriores… Sí, ya sé que el juego es de 0 a 99 años… y que hay múltiples versiones en función de la edad y bla, bla, bla… pero las agujetas son parte de la diversión, no? En cualquier caso, las risas están aseguradas. Porque “jugar” es un verbo que no puede pasar de moda.

Y es que jugando hemos aprendido casi todo de la manera más feliz, así que la idea debe ser, el intentar ir por la vida “jugando” y aprendiendo, sin importarnos ni los 30, ni los 20…como si fuésemos niños siempre!! (Pero sin olvidar que los 30 son los nuevos 20!!)

2 comentarios:

  1. Qué recuerdos!! El baby fever era mi hijito! Total no le he cambiado pañales!!
    Besinos

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  2. Y todavía alguna dice que tenía pocos juguetes...
    Madre mía! Aunque es verdad que ahora los niños cada vez tienen más juguetes y las casas son más pequeñas, mal negocio.. je je.

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