No sé si os había comentado el alma de
repostera que tengo, y es que a parte de golosa
soy una gran aficionada a la cocina en general y a los postres en particular. Así que después de hacer los típicos postres
de otoño: crema de castañas o pastel de zanahoria, el otro día me
entraron unas ganas tremendas de hacer un pastel,
así porque sí, sin ningún cumpleaños a la vista ni nada, sólo por el capricho
de comer un pastelillo. Y me puse a rebuscar entre las miles de recetas que
tengo. Algunas son de mi madre, otras de mi abuela, otras las he ido
recopilando por ahí de revistas… pero no sé, no encontraba nada que me quitara
el gusanillo. Así que me puse a buscar en internet algo que tuviera una pinta
excelente que me entrase por los ojos.
No os hacéis una idea de la pinta tan
deliciosa que tienen algunas de las propuestas de los reposteros de la red!!!
Se me hacía la boca agua!! Y como siempre me pasa cuando me siento delante del
ordenador, se me pasaron las horas mirando tartas de todos los tipos y formas.
Desde las clásicas de galleta, de
esas rellenas de crema y chocolate (recuerdo un año que la hermana de Mina le
hizo una de estas tartas por su cumple, y la decoró con fideos de azúcar de
colores haciendo la silueta de dos patitos… qué lejos quedan ya los 22!!),
hasta las más elaboradas con figuras personalizadas de fondant.
Parece que ahora si no pones fondant
en una tarta no es tarta ni es nada… Aunque sólo sea para recubrirla… Pero no
quitaré mérito a los “alfareros” del fondant, porque la gran variedad de
figuras que hacen son impresionantes, y sobre todo por tanto detalle. Si tenéis
un ratillo, en el canal de TV Divinity
ponen algunos programas de pastelerías especializadas en postres personalizados
y OMG!!! Qué cosas tan bonitas hacen. Bueno, algunas bonitas, y otras taaaaan
gigantescas que parecen más una carroza de feria y sin exagerar. Desde estadios
de futbol, panales de abejas, yates o coches de karting.
Pero no sólo se utiliza el fondant
para decorar tartas. También hay crema de mantequilla, cremas de queso, y un
sinfín de cremas más de todos los colores que podáis imaginar. Y así lo de
personalizar una tarta, magdalenas o cualquier otra cosa medio dulce se ha
convertido en una fiebre que no tiene límites…
Y tanto es así, que entre las miles de
tartas y cosas bonitas que encontré por internet también vi cosas tan horrendas…
Y lo curioso del tema es que eran tartas para algo que me parece muy bonito:
una fiesta de Baby Shower. Esas
fiestas en las que se celebra el futuro nacimiento de un bebé y se regalan
pañales, biberones y pijamitas. Y en toda fiesta que se precie no puede faltar
una tarta. Pero con eso de personalizarlas se nos ha ido la mano. Estos son
algunos de los ejemplos:
Ni las más terroríficas tartas de
Halloween son tan feas como estas!!!
Desde aquí recomiendo este tipo de
tartas, en lugar de estas cosas tan espantosas.
En cuanto a mis ganas de pastel,
evidentemente después de las “Vagina
Cakes” se me quitaron las ganas. Así que me decanté por un clásico, Brownie
de chocolate blanco. Estaba de rechupete!!
Y la decoración no tiene que ser
impresionante para sacar una buena sonrisa a los comensales!
Si queréis os paso la receta!! ;)
Tina.
Qué razón tienes! Esto del fondant a algun@s se les va de las manos...
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