miércoles, 4 de septiembre de 2013

Galería del coleccionista



Que si abanicos, barcos, minerales, navajas, platos de HelloKitty, punto de cruz, dedales, dinosaurios, aviones, el cuerpo humano, monedas, casas de muñecas, sellos… podría seguir esta lista interminable, tan interminable como los fascículos de las colecciones de otoño.
Por suerte estoy vacunada contra estas cosas… y sólo me hacen gracia los anuncios. Por si no os lo había contado aún, soy de esas personas que de vez en cuando sólo pone en la TV anuncios. Me gustan, me entretienen y como en casi todo en la vida algunos me encantan y otros los aborrezco…
Pero volviendo a las colecciones. No le encuentro mucho sentido el tener que empezar una colección en septiembre. Digo yo que siempre es buen momento para empezar una colección, no?? Aunque yo no he sido mucho de colecciones, a parte de los álbumes de cromos. Pero ese tiempo ya pasó. Y menos mal, porque creo que no fui capaz de acabar ningún álbum. Ni el de David el gnomo, que fue el primero que hice, ni el de El Rey León que fue el último. Eso sí, al final acababa con un taco de cromos infinito de números repetidos y requeté-repetidos y una lista con los números que me faltaban y que nunca pude tachar. Así, normal que se me quitasen las ganas de seguir coleccionando. Que se nos iba la paga semanal en cromos para nada…
Hoy en día no es que coleccione cosas, más bien acumulo cosas cuyo único factor común es que me gustan. Marcapáginas, figuritas, imanes, postales… vamos, cualquier cosilla que se me antoje. Pero entre todas las cosas hay una que me gusta especialmente y son las cajitas de metal. Tengo de varios tipos y por suerte siempre vienen con un contenido dulce: galletas, pastas, bombones, regaliz. La última que compré fue el año pasado en Londres y es un autobús típico londinense con bolsitas de típico té inglés. Y aunque no me gusta el té, me encanta la cajita. El único problema que le veo a coleccionar cajas es que luego no tengo sitio donde ponerlas. Y se convierten (como decía un profesor que tuve de inglés) en “pongos” porque siempre acabamos con ellos de la mano paseando por la casa y murmurando dónde lo pongo, dónde lo pongo.
Por suerte yo aún no tengo muchas cajitas. Pero si juntamos las cajitas con los imanes y demás chorradillas… al final sale una montaña de cosas que en algún momento de la vida acabarán en el trastero. Porque las colecciones pueden llegar a un punto en el que se nos vaya de las manos.
Ahora en TV hay un programa en el que dos tíos en su furgoneta recorren estados buscando zarrios abandonados en un trastero para quitarles el polvo y revenderlos como objetos vintage. Y viendo este programa me he dado cuenta que del coleccionismo está separado del síndrome de Diógenes por una línea muuuuuy delgada. Pero si son capaces de vender trastos y encima forrarse es porque el coleccionismo es una afición de lo más común.
Yo os propongo coleccionar lecturas de nuestro blog, que sólo ocupan un ratito a la semana y no acumulamos polvo!!


Ya llego septiembre, y con el llega el cierre de las piscinas, la vuelta al cole, a la rutina, mi cumpleaños (este año cambio a la version 3.0) y los anuncios de colecciones. Es llegar septiembre y empezar a echar en la tele anuncios de colecciones: abanicos, navajas, pastilleros, idiomas...  Hay para todos los gustos, pero mi pregunta es:
¿Conoceis a alguien que haya terminado una de ellas? Porque si al empezar, como casi ocurre en todo, las colecciones son muy bonitas, pero nadie puede aguantar 100 entregas semanales.
Yo la verdad es que nunca he sido muy aficionada a ellas, y creo que la única que he empezado fue una de animales que regalaban unas raquetas y a mi hermano y a mi se nos antojaron, y claro como las primeras entregas son tan baratas, pues la gente las compra, deben vivir de eso, de las primeras entregas, porque ni en cuarto milenio ha salido nadie que tenga una colección completa. De todas maneras creo que el momento con mayor exito de las colecciones fue cuando nosotros teníamos 10-12 años, por aquel entonces planeta de agostini era el rey de septiembre...jejeje. Tengo que reconocer que a mi las verdaderas colecciones que me gustaban en septiembre, eran las de panini y la liga de fútbol, mi hermano y yo las hicimos todas, y he de reconocer que este año, en el pueblo en agosto, empezamos la de este año, en el fondo nos siguen gustando las mismas cosas que hace 15 años...

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